Trazos de Chihiro
La belleza de los trazos también es una de los atractivos de las ilustraciones de Chihiro. Desde los 25 años cuando aspiró a ser pintora, se dedicó a bosquejar; y, luego de tener a su hijo, realizaba bocetos a diario donde registraba cómo iba creciendo. Su afán por lograr un trazo de su satisfacción hizo brotar un trazo fluido. En años posteriores, Chihiro decía que si se trataba de dibujar una figura humana, la podía representar en cualquier postura sin tener presente un modelo. El bello trazo sin excesos de Chihiro, que captura el instante del movimiento de los inquietos niños, se apoya en la habilidad de bosquejar, fruto de un largo entrenamiento.